miércoles, 4 de diciembre de 2013

Centros de Interpretación

Los museos como tradicionalmente los conocemos tal vez se hayan quedado “obsoletos” respecto a los visitantes que reclamen un aprendizaje lúdico, y a través de un lenguaje actual fundamentado en las nuevas tecnologías adaptadas al conocimiento. En este contexto surgieron los “paramuseos”, que suponen una combinación de los museos usuales y los recursos culturales plasmados en el término norteamericano de visitor’s center. Este término comenzó a conocerse a finales del siglo XX, concretamente en 1996. Las empresas destinadas al diseño y proyección de museos lo toman con el objetivo de eludir los abundantes trámites  que van ligados a las edificaciones de museos.

La ausencia de planificación y reglamentación rígida fueron los factores que propiciaron el auge de estos centros en España.  Las actividades de investigación y los conjuntos de colecciones son elementos necesarios para la constitución de los museos.  En cambio, para los Centros de Interpretación estos requisitos pueden ser prescindibles, ya que se puede emplear cualquier construcción, las tareas de investigación puede improvisarse y la falta de elementos pueden ser sustituidos por réplicas.  Existe la posibilidad de que este hecho trascienda lo cultural generando una cuestión problemática, equiparable al boom inmobiliario.

El triunfo o el fracaso de los Centros de Interpretación se perciben tras su abertura a la población.  Varios estudios han revelado que gran parte de los Centros de Interpretación emergen por una necesidad política, indistintamente de los reclamos culturales y de las competencias de mantenimiento de los equipamientos. Esta disposición política es difundida de manera acentuada a los municipios de pequeño tamaño, determinado a las autoridades locales que puede suponer una fuente de rentabilidad económica.
De esta manera comienza la edificación del equipamiento, sin más requisito que hallar el terreno para la construcción o el emplazamiento histórico en el que se encontrará. Es un hecho habitual que las inversiones económicas en determinados edificios no sean útiles por una escasa planificación. La ausencia de requisitos para la atracción turística y la insuficiente publicidad para su difusión, suponen aspectos que pesan sobre la falta de éxito de los Centros.

Las zonas no suelen ofrecer alojamiento ni restaurantes de calidad al turismo cultural que podría mantener las instalaciones. La falta de éxito tras las inauguraciones señala a los poderes locales la no rentabilidad de estos centros.  Los cambios entre las tendencias políticas en los municipios afectan a menudo a la durabilidad de los Centros de Interpretación, clausurándose de forma temporal en muchas ocasiones.
La gestión inadecuada e insuficiente ha llevado al fracaso de la cuarta parte de los centros  constituidos en años recientes. El fracaso viene motivado por la ínfima rentabilidad cultural y las cargas económicas que origina la producción de estos centros y su posteriori sustento a través de las instituciones públicas.


MARTÍN PIÑOL, Carolina : “Los Centros de Interpretación, un fenómeno de cambio de milenio” 

El patrimonio cultural: ¿lastre o motor de la economía en un contexto de crisis?

La crisis económica experimentada en los últimos años origina el cuestionamiento de la rentabilidad de los beneficios obtenidos a través de las inversiones en Patrimonio Cultural. No obstante, podemos distinguir varios fundamentos que reflejan sus aspectos positivos para el desarrollo de las comunidades, y asimismo como una manera de proyectarse hacia el futuro. El patrimonio está vinculado a un sector de actividades y de puestos laborales  que constan de un potencial nada secundario. A su vez está estrechamente vinculado con el desarrollo sostenible, implicando esta afirmación que con la conservación del patrimonio estaremos preservando el futuro.
 En nuestros días existen comunidades de población de pequeño tamaño que estiman  que los recursos culturales conforman un sector que produce puestos de trabajo. En este tipo de afirmaciones suele sobresalir el punto del turismo cultural, ya que los turistas que consumen servicios y bienes culturales bridan a la comunidad y a su población una serie de ganancias que al  invertirse, pueden originar desarrollo. Así, los museos, los monumentos y la celebración de festivales –entre otros aspectos-  pasan a concebirse como recursos para el crecimiento.
La investigación, referente al año 2000, y  elaborada a partir del Ministerio francés de Cultura  sobre el influjo del patrimonio en el ámbito económico del país, pone de manifiesto la cantidad de empleo ligado a la conservación y estimación del patrimonio. Se valoraron cuatro puestos de empleo distintos. El primero de ellos está unido totalmente a los monumentos y museos, a cuestiones de su gestión, la acogida de visitantes interesados y la evaluación. El aspecto negativo se encuentra en el hecho de que determinados empleos pueden ser a jornada temporal y por ello es cuasi ineludible transformarlos en puestos a tiempo completo. La cuantía estimada sería de 43.880. El segundo tipo de empleo alude a los puestos activados por los procedimientos técnicos relacionados con la rehabilitación o conservación del patrimonio. Su planteamiento ostenta un problema similar al anterior. El  número oscilaría a 42.714. El tercer tipo de empleo competería a los puestos vinculados  al recibimiento de turistas y visitantes, que pertenecen fundamentalmente al ámbito de la hostelería. Los empleos vinculados a este ámbito y a su vez al patrimonio cultural ostentarían un 17% de las cifras. En cantidad de puestos sería 176.800. El último tipo estaría relacionado a actividades que en determinados ámbitos económicos movilizan recursos del patrimonio. Esta valoración comprende tres factores. El primero de ellos pertenece a los empleos de ámbitos culturales que movilizan recursos del patrimonio.  El segundo contempla los sectores que se colocan entre los campos culturales y económicos. El último de ellos corresponde a las personas dedicadas a trabajos artesanales. La estimación completa daría como resultado 524. 250, lo que supuso casi el 2,0% de los habitantes empleados ese año.
En Francia, asimismo, fue desarrollado otro estudio, en este caso referente al impacto del museo de Louvre. El problema fundamental en desarrollo de  este estudio, reside en la estimación de los gastos efectuados por los turistas al visitar el museo- incluyendo su estancia-. La cuestión es qué cantidad de gastos se pueden asignar al Louvre, sin olvidar que la duración temporal media del alojamiento en París se estimaría en dos días y medio. Se escogieron tres alternativas que dieron como resultado tres premisas distintas. La primera de ellas radica en la durabilidad de la visita, englobando los gastos de todos los visitantes no franceses que acceden al Louvre, pero teniendo en cuenta lo que suponga la visita en su estancia, es decir, ya que la visita al Louvre tiene una duración de medio día, se atribuirá como consecuencia del Louvre el valor de media jornada de alojamiento en la capital francesa. La segunda alternativa alude a la motivación relativa, tomando los gastos de los visitantes del Louvre respecto a su nivel de motivación, de tal forma que conocer el Louvre solo conforma una de las causas de su estancia. Bajo este supuesto se calcula de manera aproximada un 40% de turistas y un día y medio de gastos, es decir, la mitad de lo que supondría el alojamiento. La tercera alternativa estaría vinculada a la motivación fundamental. En la misma se hace alusión a los turistas que encuentran su razón primordial de la visita a París en conocer el Louvre, que se estimaría en un 20% del aflujo turístico. A partir de las opciones anteriores, el impacto del museo en la economía francesa alteraría de 0,936 a 1,157 millones de euros en función de la alternativa escogida.
Asimismo, en España se han realizado estudios de este tipo. El estudio de C. Herrero & alii aplicado al impacto de Salamanca como capital cultural  europea en el año 2002 para Castilla y León y el resto del país, puso de manifiesto que a los gastos de los visitantes (241 millones de euros) se sumaban las adquisiciones de productos procedentes del territorio (307,3 millones de euros) y para el resto del país (47 millones de euros).
En conclusión, los gastos públicos y privados con el objetivo de la valoración y conservación del patrimonio suponen inversiones. Si bien puede determinarse que la depresión económica mundial ha traído como consecuencia una desaceleración en los gastos turísticos, no existe ninguna razón para señalar que con la valoración del patrimonio suceda lo mismo.
Al igual que la relación entre cultura y turismo contribuye al posible desarrollo de las comunidades y regiones, también lo podría suponer la relación entre cultura y creatividad. La percepción tardía, y la producción de manera más indirecta, destacan entre las razones que asientan que aun no se haya realizado demasiado hincapié respecto a las aportaciones de los elementos inmateriales al desarrollo. Se fundamenta en el procedimiento de creación más que en la secuela. Tras separar las deducciones de los minoritas comerciales tan solo se obtiene una porción del valor constituido de esta forma, ya que los bienes no se consumen in situ. Para comprender este antagonismo, es necesario conocer las dificultades que entrañan el desarrollo contemporáneo.
En el ámbito económico contemporáneo sobresale la relevancia de los conocimientos artísticos y artesanales en la elaboración de bienes. Las actividades artísticas contribuyen elementos creativos y brindan a los diversos sectores económicos como el automovilístico, el mobiliario o el artesanal gran cantidad de referencias en materia de formas, símbolos o colores –entre otros aspectos–. Asimismo, estas actividades determinan métodos para la innovación que pueden ser adoptados por otras actividades, planteando así estrategias creativas.
En nuestros días, los productos vinculan de forma más estrecha el ámbito artístico y el sector económico en disposiciones distintas y con casos extremos: el del bien que ha deteriorado su función de utilidad, pero con un apreciable valor estético; y el del bien con una significación estética frágil respecto a su funcionalidad. En la economía contemporánea la determinada significación estética de los bienes consta de importancia, como punto de distinción de los productos y de identificación (cambiar si eso) de los consumidores. Así, los productos culturales son productos que se persiguen por función estética en sí, sin que esto signifique que carezca de utilidad.  De esta manera, determinadas habilidades artísticas pueden comprender la base de creación de relevantes valores de carácter económico, y posibilitar a su vez  a los que se han ocupado en ello alcanzar un recurso de existencia.
Además de lo citado anteriormente, el Patrimonio puede contribuir otro tipo de beneficios, asociados al ámbito de la educación y referentes al propio conocimiento, ya que el acercamiento al patrimonio beneficia las aptitudes de aprehensión y asimilación de conocimientos.
Los aspectos positivos que aportan las artes a las comunidades pueden distinguirse en tres categorías. La primera de ellas alude a las actitudes de los individuos desde una mayor socialización; la adopción de métodos para una mejor integración o reinserción social; la simplificación de las distintas acciones entre los sujetos que integran la comunidad.
Los valores iniciales de carácter social determinados se han vinculado a la modificación deseable en la actitud de los individuos. Se distinguen tres factores que pueden variar los comportamientos: las actitudes, las creencias y las motivaciones. La integración de los individuos a través de un mismo sistema de valor puede dar como resultado el cambio en sus comportamientos, y además una considerable cohesión social. Las experiencias en barrios conflictivos han mostrado que la integración está ligada a la articulación del mercado y a las actividades de carácter cultural. El desarrollo de una integración social sin una previa integración cultural suele ocasionarse en circunstancias en las que la escasez de paro puede estar junto a la pervivencia de desigualdades, sobre todo en lo que respecta a lo cultural. Sin embargo, en otras situaciones pueden convivir la carencia de integración social y una acentuada integración cultural, por ejemplo cuando el nivel de desempleo y la pobreza coinciden con las prácticas culturales. La carencia de asimilación social termina por transformarse en una insuficiente asimilación de carácter cultural. En determinados lugares, se han llevado a cabo estrategias para cambiar estos hechos. En Arlés (Francia) se han desarrollado políticas para que la cultura contribuya integración.
La labor de conservación del patrimonio se traduce positivamente en el medioambiente; lo que supone un hecho favorable respecto al agotamiento energético que ira incrementándose con el tiempo. Las edificaciones antiguas están caracterizadas- entre otros aspectos- por ofrecer un mayor ahorro de energía. En cambio, las construcciones contemporáneas elevan por tres la consumición energética. La inclinación de impulsar la construcción de edificios modernos en detrimento de las edificaciones antiguas puede ocasionar consecuencias muy negativas. La energía que requiere tiene un gran peso, y los materiales empleados demandan un sustento energético mucho mayor. Por otra parte, el patrimonio aporta factores positivos a nuestro contexto físico más inmediato. Las cualidades e importancia de los ámbitos urbanos están estrechamente ligadas con la conservación de sus construcciones arquitectónicas, es decir, con la protección del patrimonio.
La idea de paisaje cultural se presenta con reticencias, ya que engloba aspectos muy extensos. Habitualmente, se restringe el interés por la protección de paisajes singulares, que disimulan los rasgos que el hombre ha integrado en los mismos o que dispensen nuevamente  a los paisajes una condición natural. Todo ello supone relatividades y limitaciones. No obstante, por otra parte, la realidad de las personas nacidas en las últimas décadas es bien distinta, está vinculada a entornos y ámbitos de carácter urbano.
Las aportaciones del patrimonio al desarrollo podrían ser más enriquecedoras si el mismo englobase todos los aspectos patrimoniales; sin diferenciaciones en cuanto a su consideración, independientemente de su valor económico, respetando así la diversidad cultural.
La protección y conservación del patrimonio conlleva aspectos referentes a la conducta y, asimismo, al ámbito económico.
Un hecho fundamental es la  formación educativa de los jóvenes. La opinión francesa ha mostrado su postura favorable al respecto en una encuesta; el establecimiento de asignaturas  sobre el patrimonio en los niveles educativos (primaria, secundaria y bachillerato) ha obtenido una acogida significativa. A partir de aquí fue originado un planteamiento nada convencional, no muy dispersado. La idea consiste en la relación de la enseñanza del patrimonio a las ciencias naturales, lo que permitiría una mayor concienciación de las capas más juveniles, y a su vez, brindaría al patrimonio la oportunidad de integrarse en el ámbito educativo.
Por otra parte, las profesiones artesanales también son valoradas.  Los oficios vinculados con la manera son estimados como lo más perjudicados debido a su paulatino abandono. En nuestros días, las dificultades radican en determinar cómo ayudar a la activación de estas profesiones.
 La instrucción de los arquitectos y urbanistas muestra controversias.  En ocasiones, no existe entendimiento entre arquitectos y poseedores, además de la aplicación de opciones arquitectónicas por su singularidad o valores estilísticos,  sin importar las consecuencias negativas en el ámbito paisajístico y patrimonial.  

No obstante, la difusión a los ciudadanos ha progresado considerablemente en los últimos tiempos, hecho que se muestra en las Jornadas Europeas del Patrimonio. Sin embargo, la falta de interés por el Patrimonio en la población juvenil es latente. Un medio para estimular dicho interés radicaría en el uso de medios virtuales – actualmente los museos están trabajando en esta tarea-.  

A modo de conclusión, podemos apreciar cuatro planteamientos distintos para apreciar la vinculación del Patrimonio con el desarrollo.
“Enfoque de la compensación” sería el primero de ellos, y estriba en apoyar la inversión económica destinada al Patrimonio a través de los valores que origina a favor de la comunidad.
El segundo planteamiento, “perspectiva de la competencia”, percibe el patrimonio como un ámbito más, pero con determinadas particularidades como la longevidad implícita para satisfacer las labores de conservación.
El tercer planteamiento concibe el Patrimonio desde los servicios que brinda a otros sectores. La fundamentación de su valoración incluye postulados económicos positivos. Comprende la base de la perspectiva actual de los “ámbitos creativos” -decoración, industria de la moda y diseño etc.-, que  distinguen la labor del Patrimonio en la mejoría de la calidad de la producción.
El último planteamiento defiende la contribución del Patrimonio respecto a la propagación de conocimientos y valores en diversos ámbitos.


GREFFE, Xavier: “El patrimonio cultural: ¿lastre o motor de la economía en un contexto de crisis”

jueves, 28 de noviembre de 2013

Bartolomé Cairasco de Figueroa

Bartolomé Cairasco de Figueroa (1538-1610), natural de Las Palmas de Gran Canaria, puede ser considerado el padre de la literatura canaria, ya que insertó en su producción aspectos particulares de la cultura canaria tras la colonización castellana a finales del siglo XV.
En 1551 el literato llega a la ciudad de Sevilla para instruirse en letras y teología. A una edad muy temprana recibe una canonjía en la Catedral de Santa Ana.  
En la mitad del siglo XVI enriquece estudios en Portugal, probablemente en Lisboa o Coímbra. Hacia 1570 empieza a trabajar el verso esdrújulo,  logrando ser percibido como su máximo representante, por lo que no pasó desapercibido entre autores como  Cervantes  o  Góngora
Busto escultórico. Bartolomé Cairasco de Figueroa 

Detalle de la fuente 

Vista del busto escultórico desde la plaza 
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El poeta fue admirado por diversos literatos canarios- José Viera y Clavijo y Antonio de Viana- entre otros-, hecho que respalda su importancia.
La producción literaria de Bartolomé Cairasco de Figueroa, incluso si singular trayectoria artística, cultural e intelectual, en su ciudad de origen, Las Palmas de Gran Canaria, en los últimos años del siglo XVI, comprendió un auténtico motor para la cultura de oro española en el océano Atlántico, un relevante progreso, al cual incluye asimismo la voz del Archipiélago,  que penetrará por este devenir del continente americano.
No memorado de forma suficiente por sus coterráneos tras su muerte, aunque la llama de su recuerdo  no se apagó nunca, Cairasco de Figueroa supuso un icono para los célebres grancanarios que en pleno siglo XIX concentraron sus esfuerzos y deseos en la ineludible modernización de una urbe que se encontraba con casi la misma configuración del siglo XVI, y que en cierta manera también ayudase a modelar el propio literato. Además de las necesarias reformas de carácter urbano, cultural y social, manifestadas en su demanda de un teatro y una alameda, que en poco tiempo se erigirían mientras se desvanecerían los vestigios de las murallas entre el torreón de Santa Ana y el Castillo de Mata;  era necesario recobrar ante canarios y foráneos, como símbolo de celebridad y base para la propia estima, las grandes opciones que brindaba la cultura que floreció en el territorio insular.
Una de las más investigadas y destacadas propuestas de aquellos grancanarios modernizadores fue la construcción de un busto escultórico en homenaje a Cairasco de Figueroa en la plaza que suponía parte de su residencia y jardines  y que a partir de aquí ostentaría su nombre.  La pieza fue realizada por el escultor italiano Paolo Triscornia di Ferdinando en 1894, a través de suscripción popular. El pedestal corresponde a Antonio López Echegarrieta.  
De sus obras podemos destacar el Templo Militante, del que se lanzaron cuatro tomos los primeros años del siglo XVII. El tema central de la obra es de acentuada orientación cristiana. Posteriormente,  el Templo Militante ha ostentado numerosas ediciones.
Con motivo del cuatrocientos aniversario del fallecimiento del poeta,  el sacerdote e investigador Julio Sánchez Rodríguez,  ofrece la edición del Templo Militante en tres libros y un DVD que incluye la edición original de dicha obra. En la primera parte de esta edición se acerca completamente a la figura y su obra, además de explicar su contexto histórico y lo que influyó en el mismo su actividad cultural. En la otra parte añade la reedición casi toda la obra del  Templete Militante con alusiones abundantes y valiosas para realizar una relectura en los primeros años del siglo XIX. 


sábado, 16 de noviembre de 2013

Casa-museo Tomás Morales

La Casa-Museo Tomás Morales está justamente ubicada en su morada natural en la Villa de Molla (Gran Canaria). Los aspectos tratados en el museo se extienden al contexto histórico-literario que comprende la herencia literaria del poeta.
A mediados de la década de 1960 el Cabildo de Gran Canaria logra comprar el enclave a los familiares del poeta; siendo abierto al público durante el año 1976. A través de su recorrido los visitantes podrán relacionarse con la figura personal y profesional del poeta.  Cada dos años es celebrado el Premio de Poesía Tomás Morales al que acuden diversos escritores de distinta índole.
Tomás Morales Castellano nació en 1884 en la Villa de Moya, situada en la isla de Gran Canaria. Además de dedicarse profesionalmente a la medicina, constituyó un  significativo representante del Modernismo y su importancia es palpable en la lírica canaria contemporánea. Escritores como Ramiro de Maeztu y Antonio Machado le reconocieron como un personaje destacado del posmodernismo español.
Tomás Morales comenzó su formación intelectual en el Colegio de San Agustín, situado en el barrio de Vegueta. La carrera de medicina la cursó en la facultad de Cádiz, para desplazarse posteriormente a Madrid. El ambiente literario de la capital del país impregnó las percepciones del poeta.
Su primera publicación vio la luz en 1908 bajo el título, Poemas de la gloria, del amor y del mar, que trata básicamente el océano y todo lo vinculado con él – muelles, marineros, barcos, naufragios-.
En Las rosas de Hércules el autor describe acontecimientos de los primeros marinos, incluyendo elementos mitológicos. Otra parte de su producción está vinculada a poemas con asuntos cotidianos y con manifestaciones de la intimidad.
En 1910 adquiere la “flor natural” durante los Juegos Florales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Diez años después lee en el Ateneo madrileño su obra Las Rosas De Hércules
El Cabildo de su isla natal encomendó al escultor Victorio Macho el proyecto de su mausoleo. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria determinó la elaboración de un busto en bronce de Tomás Morales para que fuese ubicado en el Parque de San Telmo, emplazamiento del que se retiró para descansar en el Paseo de Tomás Morales.
La categoría en la que se incluye la propuesta estaría en torno a la figura de  “monumento”,  ya que la casa-museo conforma una obra arquitectónica de gran valor histórico, vinculada estrechamente a la intimidad- al ser su morada natural- y obras del poeta, que supone un  máximo representante del Modernismo español y un literato de gran significación para el Archipiélago Canario.  El hecho de que suponga su morada personal nos brinda un vínculo más acentuado con su cara más íntima, aspecto que en ocasiones en relación con otros artistas puede darse de manera mucho más débil.
La delimitación del BIC se ha realizado incluyendo el busto escultórico del propio Tomás Morales, que se encuentra alrededor de la casa-museo, al igual que protege el contexto más inmediato del emplazamiento. El entorno de protección responde a proteger el enclave respecto a  las construcciones futuras que puedan realizarse próximas al mismo, y que puedan dañar la estética más cercana al BIC, o perjudicarlo de manera directa, por ejemplo con edificaciones de amplio tamaño que impliquen la modificación del propio emplazamiento en el que se encuentra la casa-museo.
Delimitación del BIC y entorno de protección 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Variaciones de la economía y agricultura canarias en el siglo XX

Anverso: retrato Juan Carlos I. Leyenda: " Juan Carlos I rey de España". Peseta 1975

Reverso: escudo

Anverso: retrato de Francisco Franco. Leyenda: "Francisco Franco caudillo de España por la G. de Dios". Peseta 1959

Reverso: 10 céntimos

Anverso: retrato de Francisco Franco. Leyenda: "Francisco Franco caudillo de España por la G. de Dios". Peseta 1959

Reverso: 10 céntimos

Anverso: retrato Juan Carlos I. Leyenda: "Juan Carlos I rey de España"

Reverso: escudo

Anverso: retrato de Francisco Franco. Leyenda: "Francisco Franco caudillo de España por la G. de Dios". Peseta 1957

Reverso: escudo

Hoz, instrumento de metal empleado en labores agrícolas

A finales del siglo XIX el archipiélago atlántico experimentó una modernización económica caracterizada por el auge de los servicios y los procesos urbanizadores; lo que implicó una disminución de la importancia del sector agrícola. Como consecuencia se produce  una intromisión más acentuada del capitalismo en la economía insular.
Tras la Guerra Civil (1936-1939), con la dictadura franquista se puso en marcha un completo intervencionismo. La autarquía dominará el nuevo modelo económico, además de un rígido control de la producción y el comercio. Las Islas no tenían la capacidad de autoabastecerse porque carecían de los medios para ello. El Mando Económico fue constituido en 1941 que tenía entre otros objetivos  dirigir estrictamente el ámbito económico. La agricultura y el comercio de exportación experimentaron diversos cambios, estando ahora centrada especialmente en el mercado peninsular. A nivel industrial se produce un intento en reemplazar las importaciones. Y así, el Archipiélago dejará de estar vinculado comercialmente a países como Francia, Alemania o Gran Bretaña; a los que exportaba fundamentalmente plátanos, tomates y papas).  La intervención del Mando Económico llegó a su fin en 1946.
El valor oficial de cambio de la peseta oscilará entre 1941 y 1959 en 24,49 ptas. por un dólar aproximadamente. En 1959 el valor estaría situado hasta en 59.39 ptas. por un dólar.
A partir de la década de los 50 se produce una paulatina normalización,  con el fin de racionamiento en 1952. Los últimos años de la década experimentarán un mayor crecimiento económico. 
El desarrollo urbano prolifera a costa del paulatino éxodo rural, proceso acentuado a partir de 1960- 1970 con el acrecentamiento turístico.  El turismo conllevó que el sector servicios fuese el ámbito económico que experimentase mayores estímulos.  Desde el fin de la Primera Guerra Mundial hasta 1957 fueron instituidos unos veinte establecimientos hoteleros aproximadamente. Desde estos momentos hasta mediados de la década de los años 70 se desarrolló un espectacular crecimiento; pasando de unas 500 plazas hoteleras a más de 19.000.  El proceso de desagrarización se desplegó en detrimento del ámbito industrial, favoreciendo especialmente al de los servicios. 

Durante estos años y hasta finales de siglo se produce un crecimiento económico que posibilitó un incremento importante en el nivel de la vida de los canarios y un acentuado proceso de convergencia.
En la década de los 90 del siglo XX es palpable la reducción del protagonismo de los sectores agrarios e industrial.  En 1940 el sector primario ocupaba dos tercios de la población activa (la agricultura el 51,9%); en el año 2000 ostentaría el 13% frente al 71% de los servicios.

En cuanto a la agricultura, actualmente los plátanos dirigidos al mercado nacional están favorecidos por la legislación contra productores extranjeros.  Sin embargo, su cultivo no produce tantos beneficios por los altos costos y escasez de agua. Los tomates son criados y exportados especialmente en los meses que van desde noviembre hasta abril.  
En los últimos años se han ocasionado problemas debido a la contaminación de aguas naturales por nitratos.  La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación consta de Escuelas de Captación Agraria en tres islas del Archipiélago (Gran Canaria, Tenerife y La Palma).

domingo, 27 de octubre de 2013

Carta de Quito (1977)


La introducción manifiesta la necesidad de conservar el patrimonio monumental para las naciones americanas. La reunión celebrada en Punta del Este (Uruguay) anunció el interés y  valor económico que suponía el Patrimonio Cultural para la prosperidad de los países.

Las medidas para la protección del patrimonio deben de ser inminentes, englobando el ámbito artístico, otros bienes muebles y elementos preciados que conforman el Patrimonio Cultural. Estas disposiciones tienen como objetivo acabar con su deterioro y los robos indemnes.

El concepto de monumento implica la noción de espacio; mientras que pueden encontrarse enclaves monumentales en los que sus elementos por separado no obtengan esa concepción.

Los parajes naturales merecen la misma protección y conservación, aunque no constituyan esencialmente monumentos nacionales. La importancia histórica o artística de un determinado enclave no afirma que sea un monumento, a no ser que se produzca una declaración de carácter oficial por parte de los organismos estatales.

Los monumentos nacionales tienen el objetivo de satisfacer una función social. El Estado tendrá la tarea de que la misma perdure;  y especificar si determinada función se puede compaginar con la propiedad privada.

Los países que conforman Latinoamérica conforman naciones con numerosos bienes monumentales; pertenecientes a la época precolombina y asimismo al período colonial. Dentro estarían incluidos los vestigios arqueológicos de significación fundamental.

En los últimos años muchos elementos patrimoniales han corrido el riesgo de perderse. Los motivos vienen dados por una política ineficaz e incapaz de llevar a cabo la protección necesaria.

El documento refleja el objetivo de desarrollar una política de regulación urbanística en armonía con la defensa y protección el Patrimonio Cultural.  

Las instituciones internacionales han contemplado la magnitud del problema y han ido desplegando disoluciones propicias.

Los monumentos de interés arqueológico, histórico y artístico conforman asimismo elementos de interés económico; lo que conlleva que se encuentren dentro de los planes de desarrollo.  En la reunión de Punta del Este fue encomendado a los países de la OEA extender la colaboración interamericana a la preservación y empleo de los monumentos arqueológicos, históricos y con connotaciones artísticas.

Estos esfuerzos tienen el principal objetivo de lograr un aprovechamiento superior de loa recursos monumentales, beneficiando así el progreso económico del país. Todo ello conlleva la calificación de los recursos disponibles y la planificación previa de proyectos determinados.

Los valores culturales de los monumentos ligados a los intereses turísticos constituyen un vínculo de atracción, que puede ayudar a ratificar la conciencia de su relevancia y significación nacionales.  Las inversiones económicas destinadas a la restauración y preservación del Patrimonio Cultural beneficiaran el ámbito turístico; participando en un solo plan económico regional.

En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Viajes internacionales y Turismo (1963) fue manifestado que “desde el punto de vista turístico, el patrimonio cultural, histórico y natural de las naciones, constituye un valor sustancialmente importante” Los estudios con la cooperación de la Unión Internacional de las Organizaciones Oficiales de Turismo han afirmado el valor económico dimanado de estas políticas.

La Comisión Técnica de Fomento del Turismo, en 1967 manifestó “que los monumentos y otros bienes de naturaleza arqueológica, histórica y artística pueden y deben ser debidamente preservados y utilizados en función del desarrollo como incentivos de la afluencia turística”. “Que en los países de gran riqueza patrimonial de bienes de interés arqueológico, histórico y artístico, dicho patrimonio constituye un factor decisivo en su equipamiento turístico y, en consecuencia, debe ser tomado en cuenta la formalización de los planes correspondientes”. “Que los intereses propiamente culturales y los de índole turística se conjugan en cuanto concierte a la debida preservación y utilización del patrimonio monumental y artístico de los pueblos de América, por lo que se hace aconsejable que los organismos y unidades técnicas de una y otra área de la actividad interamericana trabajen en ese sentido de forma coordinada”.

Desde la perspectiva únicamente turística, los monumentos constituyen parte del conjunto disponible para incentivar esa industria en un territorio. No obstante, el valor que pueda albergar un determinado monumento a la función que se destina, no obedecerá solo a su valor intrínseco, sino asimismo al contexto en el que se encuentre el mismo. Por ello, en ocasiones las intervenciones de restauración son insuficientes por sí mismas para que un monumento pueda ser aprovechado desde el punto de vista turístico. En numerosos casos es necesario el desarrollo de obras de infraestructura para posibilitar la aproximación a los monumentos. Todo ello sin menospreciar la naturaleza ambiental del territorio.

En las valoraciones de diversos países europeos se encuentran reflejados los beneficios favorables del turismo para el progreso económico.

El interés y aprecio al Patrimonio Cultural debe de ser fomentado entre la población.  En incentivo de agrupaciones cívicas para la defensa del patrimonio produjeron resultados favorables, en especial en regiones que no contaban con una planificación urbanística y donde las medidas protectoras no eran muy eficientes. Desde el prisma patrimonial,  la toma de conciencia cívica puede ser ayudada a través de la visión de los resultados de obras de restauración en construcciones, plazas y determinados enclaves. Asimismo, el ámbito educativo juega un papel primordial en este contexto. La cooperación particular supone un elemento fundamental, especialmente en las comunidades de pequeño tamaño.