lunes, 14 de octubre de 2013

Anfiteatro de El Djem


La antigua Thysdrus cartaginesa, tras la caída del poder central, pasó en el 146 a.C. a manos de Roma. Ubicada entre Sousse y Sfax, en el siglo I a.C., César la convertiría en la “Colonia Iulia Thysdritana”, y así en una de los territorios romanos más rico del África septentrional, cuyo esplendor cultural, político y económico tuvo que esperar dos siglos más tarde. Su magnífico anfiteatro supone un símbolo de esa brillante época.
El anfiteatro de Thysdrus, ciudad que actualmente se conoce como El Djem, a diferencia de números anfiteatros romanos, que eran levantados  fue edificado, en el 230, completamente en la llanura tomando  los adelantados procedimientos constructivos de los arquitectos romanos.
Esta colosal obra tenía la cabida para albergar a 35.000 espectadores. La fachada del edificio está constituida por tres pisos de arcada de estilo corintio o compuesto. El anfiteatro presenta un buen estado de conservación en la estructura y sus diversas dependencias, a pesar de las posteriores funciones que albergó tras el período romano y los conflictos bélicos.
El sector de las gradas perteneciente a las clases acomodadas estaba trabajado en mármol; a diferencia de los sectores destinados a las masas populares elaborados en madera. Los hermosos mosaicos decorativos, algunos con recreaciones de los banquetes que los gladiadores festejaban la víspera de los juegos, se encuentran en el museo de El Djem o en el Bardo (Túnez).
Durante el mandato del emperador bizantino Justiniano, en el siglo VI, los efectivos del general Belisario utilizaron el anfiteatro como ciudadela, y los beréberes para rechazar el avance de los árabes. Hasta el siglo XVIII prosiguió con su uso militar, razón por la cual sufrió cañonazos y fue empleado como bastión.
El yacimiento romano de El Djem alberga diversos vestigios, entre los que destaca la casa del Pavo Real. Fue una opulenta mansión, cuyas estancias posibilitan un estudio de la vivienda en el África romana. Su enorme peristilo, tiene un tamaño de casi 350 m²; y las suntuosas alcobas están decoradas con preciosos mosaicos ornamentales. Los patios comprenden una excelente muestra del alto nivel de vida de las clases sobresalientes de la Thysdrus romana, y de la capacidad constructiva de los arquitectos romanos.  
   

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