domingo, 27 de octubre de 2013

Carta de Quito (1977)


La introducción manifiesta la necesidad de conservar el patrimonio monumental para las naciones americanas. La reunión celebrada en Punta del Este (Uruguay) anunció el interés y  valor económico que suponía el Patrimonio Cultural para la prosperidad de los países.

Las medidas para la protección del patrimonio deben de ser inminentes, englobando el ámbito artístico, otros bienes muebles y elementos preciados que conforman el Patrimonio Cultural. Estas disposiciones tienen como objetivo acabar con su deterioro y los robos indemnes.

El concepto de monumento implica la noción de espacio; mientras que pueden encontrarse enclaves monumentales en los que sus elementos por separado no obtengan esa concepción.

Los parajes naturales merecen la misma protección y conservación, aunque no constituyan esencialmente monumentos nacionales. La importancia histórica o artística de un determinado enclave no afirma que sea un monumento, a no ser que se produzca una declaración de carácter oficial por parte de los organismos estatales.

Los monumentos nacionales tienen el objetivo de satisfacer una función social. El Estado tendrá la tarea de que la misma perdure;  y especificar si determinada función se puede compaginar con la propiedad privada.

Los países que conforman Latinoamérica conforman naciones con numerosos bienes monumentales; pertenecientes a la época precolombina y asimismo al período colonial. Dentro estarían incluidos los vestigios arqueológicos de significación fundamental.

En los últimos años muchos elementos patrimoniales han corrido el riesgo de perderse. Los motivos vienen dados por una política ineficaz e incapaz de llevar a cabo la protección necesaria.

El documento refleja el objetivo de desarrollar una política de regulación urbanística en armonía con la defensa y protección el Patrimonio Cultural.  

Las instituciones internacionales han contemplado la magnitud del problema y han ido desplegando disoluciones propicias.

Los monumentos de interés arqueológico, histórico y artístico conforman asimismo elementos de interés económico; lo que conlleva que se encuentren dentro de los planes de desarrollo.  En la reunión de Punta del Este fue encomendado a los países de la OEA extender la colaboración interamericana a la preservación y empleo de los monumentos arqueológicos, históricos y con connotaciones artísticas.

Estos esfuerzos tienen el principal objetivo de lograr un aprovechamiento superior de loa recursos monumentales, beneficiando así el progreso económico del país. Todo ello conlleva la calificación de los recursos disponibles y la planificación previa de proyectos determinados.

Los valores culturales de los monumentos ligados a los intereses turísticos constituyen un vínculo de atracción, que puede ayudar a ratificar la conciencia de su relevancia y significación nacionales.  Las inversiones económicas destinadas a la restauración y preservación del Patrimonio Cultural beneficiaran el ámbito turístico; participando en un solo plan económico regional.

En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Viajes internacionales y Turismo (1963) fue manifestado que “desde el punto de vista turístico, el patrimonio cultural, histórico y natural de las naciones, constituye un valor sustancialmente importante” Los estudios con la cooperación de la Unión Internacional de las Organizaciones Oficiales de Turismo han afirmado el valor económico dimanado de estas políticas.

La Comisión Técnica de Fomento del Turismo, en 1967 manifestó “que los monumentos y otros bienes de naturaleza arqueológica, histórica y artística pueden y deben ser debidamente preservados y utilizados en función del desarrollo como incentivos de la afluencia turística”. “Que en los países de gran riqueza patrimonial de bienes de interés arqueológico, histórico y artístico, dicho patrimonio constituye un factor decisivo en su equipamiento turístico y, en consecuencia, debe ser tomado en cuenta la formalización de los planes correspondientes”. “Que los intereses propiamente culturales y los de índole turística se conjugan en cuanto concierte a la debida preservación y utilización del patrimonio monumental y artístico de los pueblos de América, por lo que se hace aconsejable que los organismos y unidades técnicas de una y otra área de la actividad interamericana trabajen en ese sentido de forma coordinada”.

Desde la perspectiva únicamente turística, los monumentos constituyen parte del conjunto disponible para incentivar esa industria en un territorio. No obstante, el valor que pueda albergar un determinado monumento a la función que se destina, no obedecerá solo a su valor intrínseco, sino asimismo al contexto en el que se encuentre el mismo. Por ello, en ocasiones las intervenciones de restauración son insuficientes por sí mismas para que un monumento pueda ser aprovechado desde el punto de vista turístico. En numerosos casos es necesario el desarrollo de obras de infraestructura para posibilitar la aproximación a los monumentos. Todo ello sin menospreciar la naturaleza ambiental del territorio.

En las valoraciones de diversos países europeos se encuentran reflejados los beneficios favorables del turismo para el progreso económico.

El interés y aprecio al Patrimonio Cultural debe de ser fomentado entre la población.  En incentivo de agrupaciones cívicas para la defensa del patrimonio produjeron resultados favorables, en especial en regiones que no contaban con una planificación urbanística y donde las medidas protectoras no eran muy eficientes. Desde el prisma patrimonial,  la toma de conciencia cívica puede ser ayudada a través de la visión de los resultados de obras de restauración en construcciones, plazas y determinados enclaves. Asimismo, el ámbito educativo juega un papel primordial en este contexto. La cooperación particular supone un elemento fundamental, especialmente en las comunidades de pequeño tamaño.

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