miércoles, 4 de diciembre de 2013

Centros de Interpretación

Los museos como tradicionalmente los conocemos tal vez se hayan quedado “obsoletos” respecto a los visitantes que reclamen un aprendizaje lúdico, y a través de un lenguaje actual fundamentado en las nuevas tecnologías adaptadas al conocimiento. En este contexto surgieron los “paramuseos”, que suponen una combinación de los museos usuales y los recursos culturales plasmados en el término norteamericano de visitor’s center. Este término comenzó a conocerse a finales del siglo XX, concretamente en 1996. Las empresas destinadas al diseño y proyección de museos lo toman con el objetivo de eludir los abundantes trámites  que van ligados a las edificaciones de museos.

La ausencia de planificación y reglamentación rígida fueron los factores que propiciaron el auge de estos centros en España.  Las actividades de investigación y los conjuntos de colecciones son elementos necesarios para la constitución de los museos.  En cambio, para los Centros de Interpretación estos requisitos pueden ser prescindibles, ya que se puede emplear cualquier construcción, las tareas de investigación puede improvisarse y la falta de elementos pueden ser sustituidos por réplicas.  Existe la posibilidad de que este hecho trascienda lo cultural generando una cuestión problemática, equiparable al boom inmobiliario.

El triunfo o el fracaso de los Centros de Interpretación se perciben tras su abertura a la población.  Varios estudios han revelado que gran parte de los Centros de Interpretación emergen por una necesidad política, indistintamente de los reclamos culturales y de las competencias de mantenimiento de los equipamientos. Esta disposición política es difundida de manera acentuada a los municipios de pequeño tamaño, determinado a las autoridades locales que puede suponer una fuente de rentabilidad económica.
De esta manera comienza la edificación del equipamiento, sin más requisito que hallar el terreno para la construcción o el emplazamiento histórico en el que se encontrará. Es un hecho habitual que las inversiones económicas en determinados edificios no sean útiles por una escasa planificación. La ausencia de requisitos para la atracción turística y la insuficiente publicidad para su difusión, suponen aspectos que pesan sobre la falta de éxito de los Centros.

Las zonas no suelen ofrecer alojamiento ni restaurantes de calidad al turismo cultural que podría mantener las instalaciones. La falta de éxito tras las inauguraciones señala a los poderes locales la no rentabilidad de estos centros.  Los cambios entre las tendencias políticas en los municipios afectan a menudo a la durabilidad de los Centros de Interpretación, clausurándose de forma temporal en muchas ocasiones.
La gestión inadecuada e insuficiente ha llevado al fracaso de la cuarta parte de los centros  constituidos en años recientes. El fracaso viene motivado por la ínfima rentabilidad cultural y las cargas económicas que origina la producción de estos centros y su posteriori sustento a través de las instituciones públicas.


MARTÍN PIÑOL, Carolina : “Los Centros de Interpretación, un fenómeno de cambio de milenio” 

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