miércoles, 4 de diciembre de 2013

El patrimonio cultural: ¿lastre o motor de la economía en un contexto de crisis?

La crisis económica experimentada en los últimos años origina el cuestionamiento de la rentabilidad de los beneficios obtenidos a través de las inversiones en Patrimonio Cultural. No obstante, podemos distinguir varios fundamentos que reflejan sus aspectos positivos para el desarrollo de las comunidades, y asimismo como una manera de proyectarse hacia el futuro. El patrimonio está vinculado a un sector de actividades y de puestos laborales  que constan de un potencial nada secundario. A su vez está estrechamente vinculado con el desarrollo sostenible, implicando esta afirmación que con la conservación del patrimonio estaremos preservando el futuro.
 En nuestros días existen comunidades de población de pequeño tamaño que estiman  que los recursos culturales conforman un sector que produce puestos de trabajo. En este tipo de afirmaciones suele sobresalir el punto del turismo cultural, ya que los turistas que consumen servicios y bienes culturales bridan a la comunidad y a su población una serie de ganancias que al  invertirse, pueden originar desarrollo. Así, los museos, los monumentos y la celebración de festivales –entre otros aspectos-  pasan a concebirse como recursos para el crecimiento.
La investigación, referente al año 2000, y  elaborada a partir del Ministerio francés de Cultura  sobre el influjo del patrimonio en el ámbito económico del país, pone de manifiesto la cantidad de empleo ligado a la conservación y estimación del patrimonio. Se valoraron cuatro puestos de empleo distintos. El primero de ellos está unido totalmente a los monumentos y museos, a cuestiones de su gestión, la acogida de visitantes interesados y la evaluación. El aspecto negativo se encuentra en el hecho de que determinados empleos pueden ser a jornada temporal y por ello es cuasi ineludible transformarlos en puestos a tiempo completo. La cuantía estimada sería de 43.880. El segundo tipo de empleo alude a los puestos activados por los procedimientos técnicos relacionados con la rehabilitación o conservación del patrimonio. Su planteamiento ostenta un problema similar al anterior. El  número oscilaría a 42.714. El tercer tipo de empleo competería a los puestos vinculados  al recibimiento de turistas y visitantes, que pertenecen fundamentalmente al ámbito de la hostelería. Los empleos vinculados a este ámbito y a su vez al patrimonio cultural ostentarían un 17% de las cifras. En cantidad de puestos sería 176.800. El último tipo estaría relacionado a actividades que en determinados ámbitos económicos movilizan recursos del patrimonio. Esta valoración comprende tres factores. El primero de ellos pertenece a los empleos de ámbitos culturales que movilizan recursos del patrimonio.  El segundo contempla los sectores que se colocan entre los campos culturales y económicos. El último de ellos corresponde a las personas dedicadas a trabajos artesanales. La estimación completa daría como resultado 524. 250, lo que supuso casi el 2,0% de los habitantes empleados ese año.
En Francia, asimismo, fue desarrollado otro estudio, en este caso referente al impacto del museo de Louvre. El problema fundamental en desarrollo de  este estudio, reside en la estimación de los gastos efectuados por los turistas al visitar el museo- incluyendo su estancia-. La cuestión es qué cantidad de gastos se pueden asignar al Louvre, sin olvidar que la duración temporal media del alojamiento en París se estimaría en dos días y medio. Se escogieron tres alternativas que dieron como resultado tres premisas distintas. La primera de ellas radica en la durabilidad de la visita, englobando los gastos de todos los visitantes no franceses que acceden al Louvre, pero teniendo en cuenta lo que suponga la visita en su estancia, es decir, ya que la visita al Louvre tiene una duración de medio día, se atribuirá como consecuencia del Louvre el valor de media jornada de alojamiento en la capital francesa. La segunda alternativa alude a la motivación relativa, tomando los gastos de los visitantes del Louvre respecto a su nivel de motivación, de tal forma que conocer el Louvre solo conforma una de las causas de su estancia. Bajo este supuesto se calcula de manera aproximada un 40% de turistas y un día y medio de gastos, es decir, la mitad de lo que supondría el alojamiento. La tercera alternativa estaría vinculada a la motivación fundamental. En la misma se hace alusión a los turistas que encuentran su razón primordial de la visita a París en conocer el Louvre, que se estimaría en un 20% del aflujo turístico. A partir de las opciones anteriores, el impacto del museo en la economía francesa alteraría de 0,936 a 1,157 millones de euros en función de la alternativa escogida.
Asimismo, en España se han realizado estudios de este tipo. El estudio de C. Herrero & alii aplicado al impacto de Salamanca como capital cultural  europea en el año 2002 para Castilla y León y el resto del país, puso de manifiesto que a los gastos de los visitantes (241 millones de euros) se sumaban las adquisiciones de productos procedentes del territorio (307,3 millones de euros) y para el resto del país (47 millones de euros).
En conclusión, los gastos públicos y privados con el objetivo de la valoración y conservación del patrimonio suponen inversiones. Si bien puede determinarse que la depresión económica mundial ha traído como consecuencia una desaceleración en los gastos turísticos, no existe ninguna razón para señalar que con la valoración del patrimonio suceda lo mismo.
Al igual que la relación entre cultura y turismo contribuye al posible desarrollo de las comunidades y regiones, también lo podría suponer la relación entre cultura y creatividad. La percepción tardía, y la producción de manera más indirecta, destacan entre las razones que asientan que aun no se haya realizado demasiado hincapié respecto a las aportaciones de los elementos inmateriales al desarrollo. Se fundamenta en el procedimiento de creación más que en la secuela. Tras separar las deducciones de los minoritas comerciales tan solo se obtiene una porción del valor constituido de esta forma, ya que los bienes no se consumen in situ. Para comprender este antagonismo, es necesario conocer las dificultades que entrañan el desarrollo contemporáneo.
En el ámbito económico contemporáneo sobresale la relevancia de los conocimientos artísticos y artesanales en la elaboración de bienes. Las actividades artísticas contribuyen elementos creativos y brindan a los diversos sectores económicos como el automovilístico, el mobiliario o el artesanal gran cantidad de referencias en materia de formas, símbolos o colores –entre otros aspectos–. Asimismo, estas actividades determinan métodos para la innovación que pueden ser adoptados por otras actividades, planteando así estrategias creativas.
En nuestros días, los productos vinculan de forma más estrecha el ámbito artístico y el sector económico en disposiciones distintas y con casos extremos: el del bien que ha deteriorado su función de utilidad, pero con un apreciable valor estético; y el del bien con una significación estética frágil respecto a su funcionalidad. En la economía contemporánea la determinada significación estética de los bienes consta de importancia, como punto de distinción de los productos y de identificación (cambiar si eso) de los consumidores. Así, los productos culturales son productos que se persiguen por función estética en sí, sin que esto signifique que carezca de utilidad.  De esta manera, determinadas habilidades artísticas pueden comprender la base de creación de relevantes valores de carácter económico, y posibilitar a su vez  a los que se han ocupado en ello alcanzar un recurso de existencia.
Además de lo citado anteriormente, el Patrimonio puede contribuir otro tipo de beneficios, asociados al ámbito de la educación y referentes al propio conocimiento, ya que el acercamiento al patrimonio beneficia las aptitudes de aprehensión y asimilación de conocimientos.
Los aspectos positivos que aportan las artes a las comunidades pueden distinguirse en tres categorías. La primera de ellas alude a las actitudes de los individuos desde una mayor socialización; la adopción de métodos para una mejor integración o reinserción social; la simplificación de las distintas acciones entre los sujetos que integran la comunidad.
Los valores iniciales de carácter social determinados se han vinculado a la modificación deseable en la actitud de los individuos. Se distinguen tres factores que pueden variar los comportamientos: las actitudes, las creencias y las motivaciones. La integración de los individuos a través de un mismo sistema de valor puede dar como resultado el cambio en sus comportamientos, y además una considerable cohesión social. Las experiencias en barrios conflictivos han mostrado que la integración está ligada a la articulación del mercado y a las actividades de carácter cultural. El desarrollo de una integración social sin una previa integración cultural suele ocasionarse en circunstancias en las que la escasez de paro puede estar junto a la pervivencia de desigualdades, sobre todo en lo que respecta a lo cultural. Sin embargo, en otras situaciones pueden convivir la carencia de integración social y una acentuada integración cultural, por ejemplo cuando el nivel de desempleo y la pobreza coinciden con las prácticas culturales. La carencia de asimilación social termina por transformarse en una insuficiente asimilación de carácter cultural. En determinados lugares, se han llevado a cabo estrategias para cambiar estos hechos. En Arlés (Francia) se han desarrollado políticas para que la cultura contribuya integración.
La labor de conservación del patrimonio se traduce positivamente en el medioambiente; lo que supone un hecho favorable respecto al agotamiento energético que ira incrementándose con el tiempo. Las edificaciones antiguas están caracterizadas- entre otros aspectos- por ofrecer un mayor ahorro de energía. En cambio, las construcciones contemporáneas elevan por tres la consumición energética. La inclinación de impulsar la construcción de edificios modernos en detrimento de las edificaciones antiguas puede ocasionar consecuencias muy negativas. La energía que requiere tiene un gran peso, y los materiales empleados demandan un sustento energético mucho mayor. Por otra parte, el patrimonio aporta factores positivos a nuestro contexto físico más inmediato. Las cualidades e importancia de los ámbitos urbanos están estrechamente ligadas con la conservación de sus construcciones arquitectónicas, es decir, con la protección del patrimonio.
La idea de paisaje cultural se presenta con reticencias, ya que engloba aspectos muy extensos. Habitualmente, se restringe el interés por la protección de paisajes singulares, que disimulan los rasgos que el hombre ha integrado en los mismos o que dispensen nuevamente  a los paisajes una condición natural. Todo ello supone relatividades y limitaciones. No obstante, por otra parte, la realidad de las personas nacidas en las últimas décadas es bien distinta, está vinculada a entornos y ámbitos de carácter urbano.
Las aportaciones del patrimonio al desarrollo podrían ser más enriquecedoras si el mismo englobase todos los aspectos patrimoniales; sin diferenciaciones en cuanto a su consideración, independientemente de su valor económico, respetando así la diversidad cultural.
La protección y conservación del patrimonio conlleva aspectos referentes a la conducta y, asimismo, al ámbito económico.
Un hecho fundamental es la  formación educativa de los jóvenes. La opinión francesa ha mostrado su postura favorable al respecto en una encuesta; el establecimiento de asignaturas  sobre el patrimonio en los niveles educativos (primaria, secundaria y bachillerato) ha obtenido una acogida significativa. A partir de aquí fue originado un planteamiento nada convencional, no muy dispersado. La idea consiste en la relación de la enseñanza del patrimonio a las ciencias naturales, lo que permitiría una mayor concienciación de las capas más juveniles, y a su vez, brindaría al patrimonio la oportunidad de integrarse en el ámbito educativo.
Por otra parte, las profesiones artesanales también son valoradas.  Los oficios vinculados con la manera son estimados como lo más perjudicados debido a su paulatino abandono. En nuestros días, las dificultades radican en determinar cómo ayudar a la activación de estas profesiones.
 La instrucción de los arquitectos y urbanistas muestra controversias.  En ocasiones, no existe entendimiento entre arquitectos y poseedores, además de la aplicación de opciones arquitectónicas por su singularidad o valores estilísticos,  sin importar las consecuencias negativas en el ámbito paisajístico y patrimonial.  

No obstante, la difusión a los ciudadanos ha progresado considerablemente en los últimos tiempos, hecho que se muestra en las Jornadas Europeas del Patrimonio. Sin embargo, la falta de interés por el Patrimonio en la población juvenil es latente. Un medio para estimular dicho interés radicaría en el uso de medios virtuales – actualmente los museos están trabajando en esta tarea-.  

A modo de conclusión, podemos apreciar cuatro planteamientos distintos para apreciar la vinculación del Patrimonio con el desarrollo.
“Enfoque de la compensación” sería el primero de ellos, y estriba en apoyar la inversión económica destinada al Patrimonio a través de los valores que origina a favor de la comunidad.
El segundo planteamiento, “perspectiva de la competencia”, percibe el patrimonio como un ámbito más, pero con determinadas particularidades como la longevidad implícita para satisfacer las labores de conservación.
El tercer planteamiento concibe el Patrimonio desde los servicios que brinda a otros sectores. La fundamentación de su valoración incluye postulados económicos positivos. Comprende la base de la perspectiva actual de los “ámbitos creativos” -decoración, industria de la moda y diseño etc.-, que  distinguen la labor del Patrimonio en la mejoría de la calidad de la producción.
El último planteamiento defiende la contribución del Patrimonio respecto a la propagación de conocimientos y valores en diversos ámbitos.


GREFFE, Xavier: “El patrimonio cultural: ¿lastre o motor de la economía en un contexto de crisis”

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