jueves, 28 de noviembre de 2013

Bartolomé Cairasco de Figueroa

Bartolomé Cairasco de Figueroa (1538-1610), natural de Las Palmas de Gran Canaria, puede ser considerado el padre de la literatura canaria, ya que insertó en su producción aspectos particulares de la cultura canaria tras la colonización castellana a finales del siglo XV.
En 1551 el literato llega a la ciudad de Sevilla para instruirse en letras y teología. A una edad muy temprana recibe una canonjía en la Catedral de Santa Ana.  
En la mitad del siglo XVI enriquece estudios en Portugal, probablemente en Lisboa o Coímbra. Hacia 1570 empieza a trabajar el verso esdrújulo,  logrando ser percibido como su máximo representante, por lo que no pasó desapercibido entre autores como  Cervantes  o  Góngora
Busto escultórico. Bartolomé Cairasco de Figueroa 

Detalle de la fuente 

Vista del busto escultórico desde la plaza 
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El poeta fue admirado por diversos literatos canarios- José Viera y Clavijo y Antonio de Viana- entre otros-, hecho que respalda su importancia.
La producción literaria de Bartolomé Cairasco de Figueroa, incluso si singular trayectoria artística, cultural e intelectual, en su ciudad de origen, Las Palmas de Gran Canaria, en los últimos años del siglo XVI, comprendió un auténtico motor para la cultura de oro española en el océano Atlántico, un relevante progreso, al cual incluye asimismo la voz del Archipiélago,  que penetrará por este devenir del continente americano.
No memorado de forma suficiente por sus coterráneos tras su muerte, aunque la llama de su recuerdo  no se apagó nunca, Cairasco de Figueroa supuso un icono para los célebres grancanarios que en pleno siglo XIX concentraron sus esfuerzos y deseos en la ineludible modernización de una urbe que se encontraba con casi la misma configuración del siglo XVI, y que en cierta manera también ayudase a modelar el propio literato. Además de las necesarias reformas de carácter urbano, cultural y social, manifestadas en su demanda de un teatro y una alameda, que en poco tiempo se erigirían mientras se desvanecerían los vestigios de las murallas entre el torreón de Santa Ana y el Castillo de Mata;  era necesario recobrar ante canarios y foráneos, como símbolo de celebridad y base para la propia estima, las grandes opciones que brindaba la cultura que floreció en el territorio insular.
Una de las más investigadas y destacadas propuestas de aquellos grancanarios modernizadores fue la construcción de un busto escultórico en homenaje a Cairasco de Figueroa en la plaza que suponía parte de su residencia y jardines  y que a partir de aquí ostentaría su nombre.  La pieza fue realizada por el escultor italiano Paolo Triscornia di Ferdinando en 1894, a través de suscripción popular. El pedestal corresponde a Antonio López Echegarrieta.  
De sus obras podemos destacar el Templo Militante, del que se lanzaron cuatro tomos los primeros años del siglo XVII. El tema central de la obra es de acentuada orientación cristiana. Posteriormente,  el Templo Militante ha ostentado numerosas ediciones.
Con motivo del cuatrocientos aniversario del fallecimiento del poeta,  el sacerdote e investigador Julio Sánchez Rodríguez,  ofrece la edición del Templo Militante en tres libros y un DVD que incluye la edición original de dicha obra. En la primera parte de esta edición se acerca completamente a la figura y su obra, además de explicar su contexto histórico y lo que influyó en el mismo su actividad cultural. En la otra parte añade la reedición casi toda la obra del  Templete Militante con alusiones abundantes y valiosas para realizar una relectura en los primeros años del siglo XIX. 


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